La definición de la salud desde un punto de vista positivo, no considera a ésta como un sinónimo de ausencia de enfermedad, sino como un estado de bienestar físico y mental que permite a los individuos realizar sus actividades tanto de trabajo como de ocio. Bajo esta consideración, y partiendo de una dotación genética dada, en el estado de salud del individuo influyen distintos tipos de variables, como son el estilo de vida, las condiciones socioeconómicas y el consumo de bienes y servicios sanitarios, entre otros.
En efecto, en la noción de salud inciden un extenso conjunto de variables, tanto individuales
como sociales de distinta naturaleza, relacionadas a través de la función de producción de salud. De entre las primeras, unas resultan exógenas (no controlables) al individuo, mientras que otras son de naturaleza endógena (o dependiente de su actuación individual). Nótese, que en ambos casos las prescripciones de política económica sobre su tratamiento son diversas, habida cuenta que su corrección supone distinta justificación social.
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